Cametá, Brasil, – Una niña de siete años resultó gravemente herida tras recibir una fuerte descarga eléctrica mientras jugaba en un hotel de la ciudad de Cametá, en el estado de Pará, Brasil. El incidente, grabado en video el pasado 24 de febrero, fue difundido recientemente en redes sociales, generando alarma y versiones contradictorias sobre su estado de salud.
Las imágenes muestran el momento en que la menor, quien manipulaba un objeto metálico, lo acerca accidentalmente a un cable expuesto cerca del balcón. Instantáneamente, se observan chispas y se escucha un fuerte estruendo, seguido de la caída de la niña, mientras sus padres y otros presentes reaccionan con desesperación.
Inicialmente, circuló información no confirmada sobre su fallecimiento, pero posteriormente se aclaró que la pequeña sobrevivió al accidente, sufriendo únicamente quemaduras. Sin embargo, la gravedad de sus lesiones no ha sido especificada oficialmente.
¿Responsabilidad o simple “mala suerte”?
Este caso reabre el debate sobre los protocolos de seguridad en establecimientos turísticos, especialmente en zonas con instalaciones eléctricas en mal estado o accesibles al público. ¿Hasta qué punto los hoteles están obligados a garantizar entornos seguros para sus huéspedes, especialmente para niños? Mientras algunos argumentan que los padres deben supervisar constantemente a sus hijos, otros exigen regulaciones más estrictas para evitar tragedias prevenibles.
Si un cable expuesto en un área común puede causar un accidente de esta magnitud, ¿cuántos otros riesgos similares pasan desapercibidos en hoteles alrededor del mundo? La línea entre un “desafortunado accidente” y una negligencia institucional parece más delgada de lo que muchos están dispuestos a admitir.
